El hispanista, que gozó de una extraordinaria fama de divulgador, confeccionaba catálogos de arte para fijar las «presas» que acabaría comprando y mandando a Estados Unidos
El redescubrimiento del claustro de Palamós, junio de 2012, destapó la figura de Arthur Byne. Lo más curioso del dibujante americano es que fue todo un héroe en la época -primeras décadas del siglo XX-.