Un grupo de profesores y estudiantes reivindica la consolidación del románico rural en Soria para evitar la ruina total de casimedio centenar de templos
Iglesia de San Bartolomé en La Barbolla, Soria. Románico sin techo
Igual que hay personas que no tienen hogar, hay iglesias románicas que carecen de lo más elemental para poder sobrevivir. Es el llamado románico «sin techo”, que ha inspirado en la provincia de Soria un nuevo colectivo que pide auxilio para unos 40 templos que están a punto de desaparecer, si no se hace nada. Pero, incluso con la ayuda económica —de alcanzarla— el problema es aún más serio. Necesitan una cesión de los edificios por parte de su propietaria, la Iglesia, y un uso que garantice su futuro.
The Cloisters exhibe en Nueva York el ábside de la iglesia segoviana, trasladada en los años cincuenta en un ridículo intercambio de Estados Unidos con España, que aceptó varias pinturas de San Baudelio como pago
Lienzos en pie de San Martín de Fuentidueña. Código románico.
En 1925 el Metropolitan de Nueva York dio los primeros pasos para crear una especie de sucursal de arte medieval, un monasterio inventado en el que insertar claustros, capillas y esculturas románicas para dejar boquiabierto al visitante, en un país de tan reciente fundación que ignoraba dónde estaba en la Edad Media. El complejo, de estilo neolombardo, fue casando sus piezas para abrir sus puertas a finales de los años treinta. Pero faltaba un elemento capital: una iglesia en la que rezar. Hoy The Cloisters organizan una exposición sobre el pasado del arte hispano.
La indignación del pueblo zaragozano solo fue un ingrediente más de una operación que hizo escala en Marsella en 1928 para llevar las piedras románicas a Boston
Detalle de las arquivoltas de San Miguel de Uncastillo. Museum of Fine Arts de Boston.
La historia de la portada de San Miguel de Uncastillo, un pueblo de Zaragoza, contiene algunos elementos clásicos de lo que en El código románico denominamos «autoexpolio». Cierto que los vecinos se rebelaron contra la venta del elemento más valioso del templo —en muchos casos, la desaparición del patrimonio pasaría desapercibida a la población—, pero de nuevo existió una concatenación de factores que dieron con las piedras de Uncastillo en Boston: un templo en ruinas, la Iglesia quiere vender, un anticuario compra y, como por arte de magia, la portada románica aparece en el Museum of Fine Arts de Boston.