Un grupo de profesores y estudiantes reivindica la consolidación del románico rural en Soria para evitar la ruina total de casi medio centenar de templos

Igual que hay personas que no tienen hogar, hay iglesias románicas que carecen de lo más elemental para poder sobrevivir. Es el llamado románico «sin techo”, que ha inspirado en la provincia de Soria un nuevo colectivo que pide auxilio para unos 40 templos que están a punto de desaparecer, si no se hace nada. Pero, incluso con la ayuda económica —de alcanzarla— el problema es aún más serio. Necesitan una cesión de los edificios por parte de su propietaria, la Iglesia, y un uso que garantice su futuro.
Por lo pronto, el nuevo colectivo “Románico sin techo” ha iniciado una campaña informativa para sensibilizar tanto a la población como a las instituciones que pueden cambiar el curso del previsible desastre. Los esfuerzos están focalizados en la iglesia de La Barbolla, un pueblo deshabitado situado en las cercanías de Calatañazor, junto a Soria ciudad. La situación de este templo es límite. Las filtraciones de agua han afectado no solo ya a la cubierta, sino también a parte de los muros. Si no se restaura la estructura, el templo podría venirse abajo en breve.
El último culto celebrado en la localidad, que depende del Ayuntamiento de Quintana Redonda, data de los años noventa, cuando se celebró el entierro de un vecino residente en Zaragoza. Años más tarde, los últimos vecinos tuvieron que entregar las llaves al párroco de la zona y ya no pudieron volver a acceder. El hecho de que La Barbolla solo conserve un habitante —agricultor que acude únicamente a la zona a realizar labores profesionales— y que las viviendas carezcan de agua corriente, sumado a la falta de acceso al templo, hacen que las condiciones de vida sean inhóspitas.

La situación de La Barbolla es límite, pero hay casos aún más desgraciados. Los miembros de la asociación “Románico sin techo” aluden a templos que han perdido ya la cubierta. Se trata de las llamadas iglesias “abiertas al cielo”, pues no hay ya ningún tipo de estructura. Tratándose de un románico rural —de menor calidad que las concentraciones de Palencia o Zamora—, los edificios han sufrido de forma notable por la despoblación, la falta de uso y la ausencia de mantenimiento.
En total, el colectivo ha contabilizado unos cuarenta edificios en estas circunstancias, dispersos por toda la provincia de Soria. La situación es variable: desde los que aún conservan la cubierta, los que ya carecen de tejado y los que, finalmente, están en el suelo sin remedio.Los vecinos de Soria que defienden la recuperación del patrimonio rural no piden que haya una restauración integral de estos templos. Solo aluden a la consolidación de los edificios en peor estado y la cesión para poder utilizarlos. En este caso, los usos planteados son de tipo cultural y turístico. Se fijan en otros países, como Irlanda o Italia, donde el patrimonio, aunque esté en ruinas, se ha consolidado y es un aliciente de primer nivel para conocer zonas nuevas, en este caso de interior, que apenas si escuchan el ruido de una persona al día.