Las iglesias de Serrablo (Huesca), enigmas sin respuesta tras un siglo de investigación

Los templos situados en la comarca oscense del Alto Gállego forman un conjunto originalísimo, con mezcla de diferentes estilos, cuyo redescubrimiento y puesta en valor cumple ahora un siglo

IGLESIA DE SAN JUAN DE BUSA, ANTES Y DESPUÉS DE SER RESTAURADA. AMIGOS DE SERRABLO.

Las iglesias de Serrablo (Huesca) forman uno de los conjuntos mozárabes o protorrománicos más singulares de nuestro país. Se trata de una serie de templos —suele hablarse de unos 15 edificios que pueden visitarse en una ruta en uno o dos días— que están situados entre las localidades de Sabiñánigo y Biescas, en el valle oscense del Alto Gállego. Quizá hoy no hablaríamos de ellas, de no ser por que un investigador, Rafael Sánchez Ventura, las puso en el mapa en el verano de 1922, es decir, hace exactamente un siglo. Entonces, el estudioso se encontró un repertorio de iglesias que compartían una serie de elementos constructivos comunes —como el empleo del arco de herradura y sus elevadas torres con influencias árabes (en el caso de San Pedro de Lárrede, su torre se erige simulando un clásico mirarete—, que se encontraban, muchas de ellas, al borde de la ruina.

Lo que ha quedado claro después de más de un siglo de estudios es que, hoy por hoy, el conjunto de Serrablo presenta numerosos interrogantes. Existen investigaciones que hablan de protorrománico, de una serie de edificios levantados en torno al siglo X que ofrecen detalles propios del arte mozárabe o visigótico, como el caso de los arcos de herradura. También se habla de la presencia del estilo lombardo, que se puede apreciar en las torres en forma de prisma y en las fajas de arquillos ciegos, e incluso de un románico en sus albores. Un estilo lombardo que se puede hallar, en estado puro, en la provincia de Lleida y en los extraordinarios ejemplos del valle de Bohí.

IGLESIA DE SAN PEDRO DE LÁRREDE, HUESCA. WIKIPEDIA

Lo cierto es que las iglesias de Serrablo comparten elementos comunes: son edificios habitualmente de reducido tamaño, con una sola nave, un ábside a cuyo interior se accede a través de un arco triunfal en forma de herradura (elemento presente también en vanos y ventanas) y la ausencia de contrafuertes, que han contribuido a sus problemas para mantenerse erguidos. En lo que coinciden varios de los estudios realizados es la mano de los mozárabes, cristianos que vivieron bajo el dominio musulmán en época de conquista. En los años setenta, nació la asociación Amigos de Serrablo, un grupo de entusiastas que no ha dejado de trabajar desde entonces en la recuperación de los templos. Su labor, además de haber merecido el reconocimiento a través de varios premios, logró que se reconocieran los templos como monumentos histórico-artísticos en el año 1982.

Actualmente, el amante de la arquitectura, del románico y del prerrománico puede visitar todos estos templos —San Juan de Busa, San Pedro de Lárrede o San Bartolomé de Gavín— cuando se acerque al Valle de Tena, camino de otro monumento, este natural, las montañas de los valles de Ordesa-Monte Perdido. Asimismo, las iglesias de Serrablo cuentan hoy con un necesario centro de interpretación, que se sitúa en el interior del templo de San Pedro de Lárrede.

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