
El relieve Cristo en Majestad de Santa Marta de Tera (Zamora) luce hoy con brillo propio en el Museo de Rhode Island, tras la operación de venta de 1926, cuando la escultura estaba «arrinconada y sucia» a los pies de la iglesia
Arte desplazado. Esta es la expresión que se puso de moda en las primeras décadas del siglo XX, cuando una tupida red compuesta por empresarios adinerados, expertos en arte, anticuarios y clérigos impulsó un intenso negocio de obras de arte que despojaría a nuestro país de algunas de sus piezas más emblemáticas. Esculturas, rejas, artesonados y hasta claustros enteros pusieron rumbo al otro lado del Atlántico. En muchos de esos casos, todo empezó por un pequeño negocio en alguna iglesia rural de nuestro país… y acabó en piezas que hoy son referencia en algunos museos internacionales.

Ejemplo evidente es el Cristo en Majestad de la interesante iglesia de Santa Marta de Tera, al norte de Zamora, que acabó en los pasillos del RIDS Museum, en la ciudad americana de Rhode Island (Providence). La fatal operación tuvo lugar en 1926, cuando el párroco, Lorenzo Vara, vendió la “maiestas” a un anticuario de Fuentes del Ropel, Alejandro Moretón. que tenía una tienda en Valladolid. No era una pieza cualquiera. Sus elevadas dimensiones y el material de la labra, piedra caliza, lo convertían en un relieve único. La pieza tiene inscrita la oración latina “Ego sum lux mundi”. Y en efecto, la escultura luce con brillo propio en el RIDS Museum.
El estado en que Manuel Gómez Moreno lo encontró antes de la venta, en plena redacción de su catálogo monumental de Zamora, da idea del valor que se le otorgaba al arte románico: “Arrinconado y sucio a los pies de la iglesia”. Una realidad tan increíble como lejana.