
Cuatro templos de Zamora —La Catedral, San Ildefonso, Santiago del Burgo y San Leonardo— lucen portadas formadas por dovelas lobuladas, una singularidad de su románico
Cuando en la Edad Media los fieles accedían a las iglesias -verdadero centro de reunión social- atravesaban su puerta e ingresaban en un espacio espiritual, sagrado. No es que los creyentes de hoy se comporten de otra manera, pero entonces –siglo XII– ese simbolismo tenía mayor peso por el fuerte influjo de la religión en la sociedad. Transcurrido casi un milenio, la incapacidad del ciudadano actual para leer símbolos que le son ajenos han hecho que elementos como las portadas solo sean reconocidos como obras de arte, y no como un libro en el que leer aspectos clave sobre la existencia humana, como el «qué hacemos aquí» o donde vamos cuando dejamos de existir.