Maderuelo, de establo a sala en el Museo del Prado

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La ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, junto a las aguas del embalse del río Riaza. C. R.

La construcción del embalse sobre el río Riaza forzó al Estado a adquirir las pinturas murales románicas de la ermita de la Vera Cruz (Maderuelo, Segovia) para exponerlas en el Museo del Prado desde 1948

Aunque guarda similitudes con otros casos cercanos, la historia de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo es única. Nada hubiera ocurrido si al párroco de la localidad segoviana no se le hubiera ocurrido en 1898 pedir permiso al Obispado para deshacerse de un pequeño edificio a orillas del río Riaza. A la subasta pública acudió un vecino que pagó 150 pesetas por la capilla. Este a su vez se lo vendió al protagonista del relato: Santiago González. El agricultor utilizó los muros de la Vera Cruz, custodios de un ciclo pictórico románico de enorme valor, para almacenar paja, e incluso para guardar el burro.

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Exterior de la ermita, con el ábside de testero recto en primer plano. C. R. 

Sin embargo, enterado de la calidad de los frescos, un personaje anónimo realizó una oferta al propietario a comienzos de la década de 1920. Un albañil y un pintor se repartirían con el dueño 30.000 pesetas, a cambio de desprender las pinturas. Y así hubiera ocurrido de no ser porque la Dirección de Bellas Artes mandó emisarios a Maderuelo y hallaron a los operarios en plena faena, que fue suspendida.

El Estado quería ejercer la opción de tanteo, para llevarse las pinturas a un museo, pero la cantidad era elevada para sus arcas. El Prado emitió un informe tras inspeccionar los frescos y determinó que las pinturas eran interesantes, pero que sería más acertado dejarlas en su contexto original. De su posición se traduce que el Patronato no quería colaborar económicamente en la operación.

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Decoración de la bóveda, en la recreación interior de la ermita. C. R. 

Y las pinturas habrían permanecido allí, en la Vera Cruz, de no ser porque a finales de los años veinte trascendió el proyecto de crear un embalse sobre el río Riaza. La amenaza de las aguas, a la que la ermita nunca había sido ajena, se convertía ahora en un peligro real. Aquel temor llevó al Estado a consumar la operación de salvamento: desprendió la obra de arte y se la llevó al Museo del Prado. Para su correcta interpretación, el Museo madrileño construyó una bóveda idéntica a la segoviana, que estrenó en noviembre de 1948. Allí comparte espacio desde los años cincuenta con algunas de las pinturas de San Baudelio que recuperó gracias a un intercambio con Estados Unidos.

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Detalle de la recreación de las pinturas. C. R. 

En Maderuelo, se ha optado por una solución muy original para poder observar lo que fueron las pinturas en su lugar original. El bóveda fue restaurada recuperando las huellas de los frescos y, frente a ella, se ha construido una bóveda artificial gemela en la que se puede ver una reproducción de alta calidad que muestra el esplendor de esta colección perdida en un pueblo de Segovia.

Visitas

Contacto: Oficina de Turismo o llamar al 921 556 089 // 609 168 557 (Javier).


 

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