
Después de la primera entrega –Cinco joyas románicas de Zamora- “copiamos” la popular saga de novelas de E. L. James y proponemos una segunda entrega. Estas joyas son “más oscuras” porque es difícil encontrarlas: pueden estar en un falso techo, en una viga de madera o, directamente, en una iglesia que lleva años sin abrir sus puertas. Oscuridad, bella oscuridad.

1. El santo «descabezado» de San Vicente
Cualquiera que acceda a la iglesia de San Vicente, puede alzar la vista y observar en uno de los muros laterales parte de la imagen de un santo «sin cabeza». La decoración barroca del templo, que añadió las clásicas techumbres curvas de escayola, «degollaron» a este personaje. Su rostro vive, no obstante, en el bajocubierta. Sus colores y sus rasgos denotan una pintura de enorme calidad que solo quien penetre, a la rastra, en el exiguo espacio bajo el tejado del templo podrá contemplar.

2. Filigranas en el artesonado del Santo Sepulcro
El acontecer de los tiempos había nublado las filigranas que se esconden en la madera del artesonado. La profunda restauración efectuada por el plan Zamora Románica «sacó los colores» a la madera y le devolvió todo su esplendor. Dibujos de vides y motivos vegetales han regresado a su juventud y hoy parecen acabar de salir del pincel diestro de sus autores en la Edad Media.

3. Atauriques que mueren en San Frontis
Con extremo cuidado, los investigadores penetraron años atrás en el bajocubierta de la iglesia de San Frontis, la misma que modificó hace siglos su orientación para mirar a Tierra Santa. Allí hallaron ricos motivos policromados en forma de atauriques, formas geométricas que imitan detalles vegetales como hojas y flores. También motivos heráldicos que se «mueren» con el paso del tiempo y las humedades en un lugar poco confortable para su subsistencia.

4. Piezas de un antiguo puzzle en La Horta
Hasta el siglo XVI, los zamoranos disfrutaron de ricas armaduras que embellecían los techos de las iglesias románicas, a falta de dinero suficiente para construir las clásicas bóvedas de piedra. Los techos de armar quedaron ocultos, por encima de las formas barrocas. En La Horta, los trabajos de mejora revelaron piezas de aquel antiguo «puzzle», en el que cada pieza tenía su función. En la imagen se ve una «cinta» en dos colores, uno de los elementos que junto a arrocabes, aliceres o almizates encajaban formando una bella composición hoy inexistente.

5.Portada de colores de San Leonardo
El templo de San Leonardo es la única que en estos momentos se encuentra en manos privadas diferentes a la Iglesia, lo que motiva su cierre. A pesar de los esfuerzos del empresario por abrir un local de ocio, el edificio no se puede visitar. La consecuencia es que detalles como la portada almohadillada revestida de colores queda oculta. Se trata de una de las típicas puertas pétreas del románico zamorano que sí se pueden ver en Santiago del Burgo, la Catedral y San Ildefonso.