
Los vecinos de San Esteban de Gormaz descubren los restos de la “iglesia vieja”, desaparecida hace un siglo, en una finca de lujo en venta en Camprodón, Girona
Un relato repleto de incógnitas y algunos hallazgos. Una historia que nace hace un siglo. O mejor dicho, con el deterioro y la ruina de la “iglesia vieja” de San Esteban de Gormaz, en Soria. ¿Qué hacer con las piedras de un templo románico del siglo XI que apenas si conserva ya la portada y el ábside? Estos son los hechos.
A principios de los años veinte del pasado siglo, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con el Obispado de Osma. La “iglesia vieja” se encontraba en un emplazamiento muy céntrico y el Ayuntamiento quería urbanizar la plaza, construyendo un campanario con reloj, a petición de la Iglesia, que ponía un requisito: que los vecinos pudieran hacerse con las piedras del desescombro.
Quiso el destino que en la zona se encontrara en esos años un personaje de infausto recuerdo para la provincia de Soria. En especial para la ermita románica de San Baudelio, a cuarenta kilómetros de San Esteban. León Levi buscaba unas pinturas, seguramente por encargo de su jefe, el empresario Gabriel Dereppe. Antes de entrar en contacto con la “palmera” de San Baudelio, el italiano Levi identificó unos frescos del siglo XIII en la bóveda del ábside: la Última Cena. El comerciante llegó a un acuerdo con el contratista que haría el derribo para hacerse con las ilustraciones.

Entretanto, la Comisión Provincial de Monumentos —que viviría un calvario para proteger sin éxito San Baudelio— se personó en San Esteban para documentar los restos de la iglesia. Las fotografías tomadas en aquella visita son las únicas que se conservan hoy. Saben que Levi está en la zona y el peligro que ello supone para la iglesia titular de San Esteban. Pero los acontecimientos se precipitaron en 1923. Sin rastro de las pinturas (se destruyeron en el intento de desprenderlas) ni de las piedras nobles del templo, la Dirección General de Bellas Artes localiza dos cargamentos (10 y 9 toneladas) en días consecutivos, en la línea férrea que une Gormaz con la estación de Monrrot, en Barcelona. Allí queda bloqueado el cargamento, en el que se identifican las piezas de la portada, la ventana del ábside y cuarenta canecillos. Pero estos elementos no pesaban 19 toneladas, ¿de dónde procedía el resto de materiales?

Nada se vuelve a saber de la suerte de las piedras hasta que en 1925 Bellas Artes ratifica que la operación de desmonte, venta y traslado de San Esteban se había producido en términos “legales”. Llovía sobre mojado. Aquel mismo año, el Tribunal Supremo daría la razón a Levi y a los vecinos de Casillas de Berlanga, en la venta de las pinturas murales de San Baudelio, que desaparecían para siempre de Soria.
Ni una noticia hasta que en los años cincuenta, el historiador Juan Antonio Gaya Nuño incluye en su estudio del románico soriano una referencia a los restos de San Esteban de Gormaz, por entonces identificados… en la provincia de Girona. Nada se sabe de cómo logró desbloquearse el cargamento y cuál fue el trato entre Levi y los nuevos propietarios.
En los noventa, un entusiasta del románico de Soria, Juan José Ruiz Ezquerro, halló el dato y el posterior reportaje publicado en una revista local soriana en la década de los setenta, donde se podría observar a las claras el destino de las piedras de Gormaz. Para comprobar el nuevo emplazamiento, Ezquerro se traslada al pueblo gerundense de Camprodón. Provisto de unos prismáticos se recorre las orillas del río Ter, en una de las urbanizaciones más exclusivas de Cataluña, hasta que da con la finca en cuestión. Un colega de profesión, amigo del guarda del chalé, le permite acceder a la propiedad para documentar las piedras, pero allí hay muchas más cosas. Junto con los restos de San Esteban, se encuentra un pastiche en el que también identifica elementos del románico burgalés.

A principios del nuevo milenio, Ezquerro acuerda con su amigo historiador Carlos de la Casa hacer un estudio y publicar un libro para dejar constancia del relato. Con el trabajo en la mano, tratan de ponerse en contacto con la propiedad, herederos del empresario Cayetano Vilella. Sin éxito. Nunca obtendrían respuesta a propósito de una finca en desuso, sin apenas actividad, precisamente por presuntos desacuerdos entre los herederos.
El asunto queda de nuevo dormido… hasta noviembre de 2020. Los principales portales inmobiliarios online publican un anuncio sorprendente: “Se vende casa histórica de piedra entre árboles centenarios en una de las zonas más prestigiosas de Cataluña”. La oferta, de 2.100.000 euros, incluye los restos de la iglesia de San Esteban de Gormaz. Aquello deja boquiabiertos a los vecinos de Gormaz, que identifican el templo perdido un siglo atrás. La noticia corre como la pólvora por las redes sociales. Incluso el Ayuntamiento de San Esteban, que cien años antes había acordado el derribo de la iglesia y la construcción de una nueva plaza, quiere recuperar los restos de su antiguo templo. ¿Volverán las piedras de la “iglesia vieja” al pueblo que las vio erigirse en un templo románico en el siglo XI?
Estoy terminando tu libro de El románico Español, muy , muy interesante…He sido amante del románico desde muy joven, donde con mis amigos de carrera (Biologia, terminamos en el 76) recorríamos el románico castellano cuando a casi nadie le interesaba….Me estas descubriendo como vivirlo de otra manera.
Esto recién publicado, alucinante como todo lo que relatas!! Se queda uno de piedra, nunca mejor dicho, al ver el anuncio de la venta..
Saludos y gracias
Rosa
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Gracias por tus palabras, Rosa. Vivir el románico de otra forma es el objetivo, así que celebro que tú también lo hagas. Buen final de viaje románico.
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