
En templos románicos como los de Zamora, la colocación de la primera piedra fue clave en la orientación definitiva del templo. La situación del edificio dependería para siempre de las coordenadas exactas del amanecer. El criterio podría ayudar a ubicar con precisión el inicio de los trabajos de construcción de muchas iglesias románicas.
En el año 2003 irrumpió uno de los mayores fenómenos literarios del siglo XXI. La novela El Código da Vinci llegó al corazón de millones de lectores cambiando el discurso original de la Iglesia: Jesús se enamoró de María Magdalena, que incluso concibió a una niña llamada Sara. En medio de la fenomenal polvareda levantada, los críticos Dan Brown -casi tantos como los deudores de su obra- afearon al escritor de la obra algunas imprecisiones. Entre ellas, la figura de Robert Langdon, profesor de una inexistente asignatura en la Universidad de Harvard: «Simbología religiosa». Más allá de la invención, Brown sabía que Langdon funcionaría a las mil maravillas descifrando códigos sagrados que pusieran patas arriba el dogma establecido. Y lo consiguió.