Los templos situados en la comarca oscense del Alto Gállego forman un conjunto originalísimo, con mezcla de diferentes estilos, cuyo redescubrimiento y puesta en valor cumple ahora un siglo
IGLESIA DE SAN JUAN DE BUSA, ANTES Y DESPUÉS DE SER RESTAURADA. AMIGOS DE SERRABLO.
Las iglesias de Serrablo (Huesca) forman uno de los conjuntos mozárabes o protorrománicos más singulares de nuestro país. Se trata de una serie de templos —suele hablarse de unos 15 edificios que pueden visitarse en una ruta en uno o dos días— que están situados entre las localidades de Sabiñánigo y Biescas, en el valle oscense del Alto Gállego. Quizá hoy no hablaríamos de ellas, de no ser por que un investigador, Rafael Sánchez Ventura, las puso en el mapa en el verano de 1922, es decir, hace exactamente un siglo. Entonces, el estudioso se encontró un repertorio de iglesias que compartían una serie de elementos constructivos comunes —como el empleo del arco de herradura y sus elevadas torres con influencias árabes (en el caso de San Pedro de Lárrede, su torre se erige simulando un clásico mirarete—, que se encontraban, muchas de ellas, al borde de la ruina.
La indignación del pueblo zaragozano solo fue un ingrediente más de una operación que hizo escala en Marsella en 1928 para llevar las piedras románicas a Boston
Detalle de las arquivoltas de San Miguel de Uncastillo. Museum of Fine Arts de Boston.
La historia de la portada de San Miguel de Uncastillo, un pueblo de Zaragoza, contiene algunos elementos clásicos de lo que en El código románico denominamos «autoexpolio». Cierto que los vecinos se rebelaron contra la venta del elemento más valioso del templo —en muchos casos, la desaparición del patrimonio pasaría desapercibida a la población—, pero de nuevo existió una concatenación de factores que dieron con las piedras de Uncastillo en Boston: un templo en ruinas, la Iglesia quiere vender, un anticuario compra y, como por arte de magia, la portada románica aparece en el Museum of Fine Arts de Boston.
Un grupo de profesores y estudiantes reivindica la consolidación del románico rural en Soria para evitar la ruina total de casimedio centenar de templos
Iglesia de San Bartolomé en La Barbolla, Soria. Románico sin techo
Igual que hay personas que no tienen hogar, hay iglesias románicas que carecen de lo más elemental para poder sobrevivir. Es el llamado románico «sin techo”, que ha inspirado en la provincia de Soria un nuevo colectivo que pide auxilio para unos 40 templos que están a punto de desaparecer, si no se hace nada. Pero, incluso con la ayuda económica —de alcanzarla— el problema es aún más serio. Necesitan una cesión de los edificios por parte de su propietaria, la Iglesia, y un uso que garantice su futuro.
Crucificado de Fernando I y doña Sancha, hoy en el MAN. C. R.
La primera escultura de un Crucificado en los reinos hispanos es una obra maestra fabricada en marfil -testimonio de la falsa austeridad del arte románico- que hoy se conserva el Museo Arqueológico Nacional
The Cloisters exhibe en Nueva York el ábside de la iglesia segoviana, trasladada en los años cincuenta en un ridículo intercambio de Estados Unidos con España, que aceptó varias pinturas de San Baudelio como pago
Lienzos en pie de San Martín de Fuentidueña. Código románico.
En 1925 el Metropolitan de Nueva York dio los primeros pasos para crear una especie de sucursal de arte medieval, un monasterio inventado en el que insertar claustros, capillas y esculturas románicas para dejar boquiabierto al visitante, en un país de tan reciente fundación que ignoraba dónde estaba en la Edad Media. El complejo, de estilo neolombardo, fue casando sus piezas para abrir sus puertas a finales de los años treinta. Pero faltaba un elemento capital: una iglesia en la que rezar. Hoy The Cloisters organizan una exposición sobre el pasado del arte hispano.
The Cloisters sitúa en la capilla segoviana del museo objetos de distintos estilos y materiales de los siglos XI y XII | El fresco del dromedario de San Baudelio, entre tejidos, marfiles y manuscritos
Ábside de Fuentidueña en The Cloisters. MET
El museo MET The Cloisters de Nueva York acaba de inaugurar la muestra temporal “España, 1000-1200: el arte en las fronteras de la fe” en el espacio del ábside de Fuentidueña (Segovia), trasladado a Estados Unidos en 1958. La exposición reúne un conjunto de obras que “dan testimonio de la diversidad del arte medieval español”, mezclando materiales, estilos y distintas creencias religiosas.
El reciente hallazgo de una columna renacentista en una tienda de ropa del centro de Zamora recuerda otras búsquedas detectivescas, como la de parte del conjunto tardorrománico de Salamanca, disperso entre la ciudad del Tormes, Barcelona y Madrid