MNAC y Prado, viaje en el tiempo al mejor románico rural

Los museos de Barcelona y Madrid atesoran una de las mejores colecciones de pinturas murales, recreadas en bóvedas que nos permiten conservar joyas abocadas a la desaparición

¿Una iglesia románica dentro de un museo? Esta es la mágica fórmula elegida por espacios como el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) o el Museo del Prado para recrear el arte románico tal cual fue creado en los siglos iniciales del segundo milenio, de la misma forma que fue disfrutado por nuestros antepasados desde la Edad Media, con la misma fuerza que evangelizó a los cristianos de la época y cultivó el fervor en almas necesitadas de guía espiritual. La propuesta permite disfrutar hoy de las pinturas murales de la iglesia segoviana de Maderuelo, del magnífico Pantocrátor de San Clemente de Taüll o de las antiguas ilustraciones del monasterio de San Pedro de Arlanza.

MNAC 4
San Clemente de Taüll, obra maestra del MNAC

Caso paradigmático y modélico es el MNAC, ubicado en el Palacio Nacional de Montjuïc, un edificio construido para la Exposición Internacional de 1929 en Barcelona y que hoy alberga la colección de pintura mural románica más completa del mundo. En el ecuador del siglo XX, los gestores del centro artístico tomaron nota del intento de expolio que amenazaba a las iglesias rurales de Cataluña, todas con un excelente catálogo de ilustraciones medievales en sus muros, que habían sido condenadas al olvido, unas veces tras retablos posteriores, otras sepultadas por sucesivas capas de pintura que intentaban hacer desaparecer aquello que ya no estaba de moda. Aquellas obras, algunas de ellas excelsas, fueron “arrancadas” de sus paredes originales y trasladadas a lienzos que las prevendrían de un negocio seguro.

MNAC 1
Una de las bóvedas del Museo de Arte de Cataluña

Tras un complejo proceso, el Palau Nacional pasó de edificio vacío a mostrar una de las colecciones románicas más importantes e interesantes del mundo. El Museo había tocado la tecla exacta: rescató aquellas creaciones para darles vida –una segunda vida- en falsos ábsides, armazones de madera que hoy se confunden con verdaderos templos del Medievo. Así es como se pueden disfrutar los excelsos ejemplos de la pintura del románico catalán como San Clemente de Taüll o Santa María de Taüll. Las bóvedas convierten el MNAC en una experiencia única, no solo recomendable, sino necesaria para quien no permanezca indiferente ante este tipo de arte auténtico, puro, evocador.

MNAC 2
Esulturas del ‘Davallament de Santa Maria de Taüll’ y pinturas de Sant Pere de Sorpe.

 

El color, la simetría y el hieratismo son denominador común en estas imágenes que, contraviniendo el infundado carácter austero con el que carga el arte románico, es prueba de un arte rico en ornamentos, en tonos y en detalles. Y no solo del ámbito catalán. Quien quiera completar el puzle del malogrado cenobio de Arlanza, debe acudir al MNAC para observar las pinturas que faltan en sus muros. La exposición se completa con pintura en tabla en un extraordinario estado de conservación, otra muestra más de la viveza y autenticidad del primer arte internacional del territorio europeo, con algunas esculturas en madera y elementos pétreos propios de los templos románicos como capiteles.

MNAC 3
Pinturas del monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos)

Una experiencia más corta, pero igualmente intensa es la que vivimos en las bóvedas medievales del Museo del Prado. Un acertado negocio del Gobierno español permitió recuperar parte de las pinturas de la pequeña ermita de Maderuelo, en Segovia, hacia los años cincuenta. Los responsables del Prado recrearon el interior del templo para “trasplantar” las pinturas transportadas sobre rollos de tela. El resultado nos permite viajar en el tiempo y en el espacio a la provincia de Segovia para disfrutar de su románico rural, de una joya que ha pervivido hasta nuestros días, aunque en el interior de un museo. En el mismo espacio podemos ver recreaciones parciales de otro de los edificios más originales de nuestro románico: San Baudelio de Berlanga. Su famosa “palmera”, capaz de seducir a cualquier amante del arte, ya fue el emblema de la muestra Las Edades del Hombre desarrollada en Soria.

Maderuelo Prado
Recreación de la ermita de Maderuelo (Segovia) en el Museo del Prado

Gracias al esfuerzo de quienes están detrás del MNAC de Barcelona y del Museo del Prado, hoy podemos viajar en una cápsula del tiempo… y disfrutar del mejor arte románico. No te pierdas esta aventura.

 

3 comentarios en “MNAC y Prado, viaje en el tiempo al mejor románico rural”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s